Raíces entre restos.



Al encontrarnos con los periodos vacacionales a la vuelta de la esquina, la mayor parte de los habitantes de la Ciudad de México buscará actividades recreativas y eventos a los que pueda asistir en familia – esto para aquellos que permanezcan en la ciudad-, para las familias con niños o para los jóvenes que buscarán espabilarse en algún sitio con amigos. Además de los sitios cotidianos, en la agenda puede figurar algún evento o actividad cultural.

Recientemente se dio a conocer la apertura de la réplica de la Capilla Sixtina, un montaje producido y dirigido por Gabriel Berumen, junto con 280 expertos más en arquitectura, fotografía, ingeniería, diseño, entre otros. La obra expuesta en la Plaza de la República a lo largo del mes de junio genera la expectativa de atraer un gran número de visitantes, hasta el momento superando las 2 mil visitas en los primeros dos días, como lo hizo la exposición de obras de Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci el año pasado en el Palacio de Bellas Artes; o que despierte el furor que no deja de causar la Feria de las Culturas Amigas, realizada en el Zócalo de la Ciudad de México.


Lo cierto es que la nueva atracción provocará interés mayor y visitas más frecuentes que las zonas arqueológicas aledañas a la ciudad y aún más tránsito que el Teatro de la República, el cual, al carecer de fondos para su mantenimiento, es ofrecido por cien millones de pesos. Cosa que irrita a varios tras enterarnos que recientemente la Secretaría de Turismo pagó a la compañía circense Cirque du Soleil, 850 millones de pesos para que, durante 7 años, se presente el espectáculo Luzia en México. 


Mientras tanto, tras las escandalosas exposiciones extranjeras que llegan a nuestro país, el talento artístico mexicano se ve obligado a mantenerse en pequeños reflectores y foros de cafeterías, a pesar de tener los espacios, éstos son promovidos en pequeña escala y difícilmente se inculca su visita entre la población citadina; estos espacios son más que nada accesibles para aquellos que encuentran el apoyo en algunas universidades o en comunidades artísticas, ni hablar de la inclusión de una minoría de la población, el interés por manejar las lenguas indígenas como una segunda o tercera lengua, el querer conocer su historia y cultura, es una posibilidad casi nula, en las mismas universidades hay más acceso a las lenguas modernas (extranjeras) que a las nativas. Estas apenas comienzan a incluirse de un modo aceptable en las artes como la literatura, promovidas por instituciones como FONCA, CONACULTA y la Secretaría de Cultura de la CDMX, tal vez sólo una moda.



Aún falta mucho para que la cultura nacional pueda apreciarse de la manera más completa y no dejarse completamente de lado, un comienzo para el cambio consiste en planear una actividad familiar que cultive las nuevas generaciones, expandir nuestro interés por la cultura más allá de las universidades y apreciar todo arte que se haga en México con el mismo respeto que admiramos el de otros países.

Comentarios

Entradas populares de este blog

#NoMasCiclistasMuertos, antes que aplicar la #VisiónCero.

Legend of Zelda en el Auditorio Nacional.